¿Cómo despedir un año como éste? De ninguna forma. Éste
es uno de esos que llevaré siempre conmigo. Aunque a nivel político e incluso
humano quizás haya sido el peor año que me ha tocado vivir, a nivel personal ha
sido uno de los más increíbles de mi vida.
He
hecho amigos de Castellón, México, Cataluña, Ecuador y Chile, amigos de verdad,
de los que te llevas en el alma. He recibido visitas de mis amigas de siempre,
que se han esforzado por seguir presentes pese a la distancia. He recorrido
Barcelona de principio a fin, de norte a sur. Me he perdido en sus calles, con
tan sólo música en mis oídos y ganas de seguir descubriéndola y que me siga
sorprendiendo. He visto amanecer en la Barceloneta. He bailado en los dirtys de
Razz y los domingos de Apolo. Me he fumado la risa en la Plaza Real y he
sentido los nervios previos a ver a alguien en el Born. He caminado durante
cuatro meses por Avenida Diagonal hasta unas prácticas que me encantaban. He
ido a las fiestas de Gracia. He visto cómo la noche me atrapaba en Arco de
Triunfo y como me dejaba atrapar por las manos de alguien en mi propia casa.