Pasé mi primer mes en Madrid
de bar en bar, de noche en noche. Casi no dejaba tiempo a mi cuerpo para
recuperarse de la resaca; principalmente porque cada mañana que me despertaba
con dolor de cabeza pensaba en cuánto me gustaría tenerte a mi lado. Así que
intentaba volver a dormirme y esa misma noche salía de nuevo. A veces
despertaba sola, a veces no sabía ni dónde estaba y en ocasiones unos brazos
que no eran los tuyos se aferraban a mí cuando los primeros rayos del día se
colaban en la habitación. Podían ser los brazos y las manos más femeninas del
mundo que cuando me envolvían traían consigo una sensación de asfixia. ¿Cómo
podía ser que hubiese vuelto a caer en eso de besar a una chica mientras
pensaba en otra? ¿Cómo era posible que el pasado volviese siempre a mí?