Conocí a Lady Drama en una calle de Madrid. Vaqueros
rotos y cazadora de cuero siempre desabrochada. Con pinta de haberse pegado la
noche de su vida sin que eso pareciera suficiente.
Nunca me prometió más que
momentos intensos: peleas a la puerta de un bar, un orgasmo en un baño,
cigarrillos a medias y llamadas de madrugada para decirme que me quiere sin
quererme.
Lady Drama te absorbe el
alma, te confunde, capaz de lo mejor y de lo peor. Con un físico que volvería
loca a la más hetero y un corazón en cuidados intensivos, es capaz de ver
fantasmas donde no los hay y de montarse películas dignas de Hollywood.
A Lady Drama le daría mi
ropa antes que mi alma, la llamaría por su cumple pero no en Navidad, le
pondría a Guns and Roses antes que a Adele y le pagaría una copa una noche
cualquiera pero nunca le regalaría flores. O eso pensaba.
Es esa persona que encenderá una parte de ti
que ni conocías hasta el momento, que te invitará a llevar esa filosofía de
vivir el día a día. Me dará noches dignas de recordar, seguro, y sonrisas por
la mañana cargadas de un feliz agotamiento, pero nunca me plantee que ella
fuera el amor de mi vida… Hasta ese momento.