Y entonces ella me preguntó: ¿Y qué buscas tú en una chica?
Y sin pensarlo así definí a la mujer de mi vida: Debe estar loca; ser una montaña rusa en el mejor sentido, de las buenas que te hacen vibrar y te dan chutes de adrenalina pero con las que sabes que también habrá caídas, precisamente porque lo vives todo a gran velocidad.
Esa es mi forma de querer: como si no hubiera mañana, sabiendo que si lo hubiera lo planearía siempre con esa persona... para siempre.
Y una sonrisa me invadió por dentro. Tener la certeza de que sabes lo que quieres a veces es incluso mejor que haberlo encontrado. Te da esperanza, te da algo por lo que luchar.
"No es que padezca Insomnia, es que me falta Oniria"
lunes, 29 de octubre de 2012
miércoles, 17 de octubre de 2012
LLuvia
Ver a través de la ventana una vespa blanca aparcada bajo la lluvia; las gotas empañando el cristal. Y recorrer el mundo sobre ella en tu imaginación.
Pasear por Roma cogiéndote la mano, acariciarte los nudillos dibujando pequeños círculos. Sonreír a un turista que pasa a tu lado o ignorar el móvil que suena incesantemente en tu bolsillo. Saludar a los amigos que os esperan en una terraza a la sombra. Mirarla como si fueras a descubrir algo nuevo cada segundo, saborear el vino en sus labios. Poder vivir la vida en francés, inglés o castellano pero siempre, siempre, entenderla en italiano. Y saber que has llegado a tu destino.
Sonríes en tu pequeña habitación y apoyas la cabeza en el respaldo de la silla, maldiciéndote por tu eterna condición de soñadora. Y una lágrima resbala por tu realidad y roza tu sonrisa. Es entonces, justo en ese instante, cuando comprendes que hay alguien viviendo esa vida; en algún lugar del mundo existe esa persona que vive la vida que tú sueñas y sobre la que escribes. Y esperas, de todo corazón, que la esté disfrutando. Tú sin duda lo harías.
domingo, 7 de octubre de 2012
La canción que escuché una noche
Hay días que
enciendes la radio y escuchas una canción tras otra sin que ninguna te diga
nada. A veces tarareas alguna un par de días, una noche quizás, pero pronto se
irá también de tu cabeza. Sin embargo, hay otras canciones que se cuelan poco a
poco: el primer día te dejas llevar por el estribillo, te acaricia la piel pero
también te invita a abrir tu mente, te gusta, te llama la atención y a medida
que pasan los días y la vas escuchando te aprendes también las estrofas.
Es ese
último tipo de canción el que más tiempo permanecerá en tu mente, el que hará
que te sientas impaciente por volver a escucharla. Una canción que habla de
puertas que se abren y se cierran, que deja entrever pero nunca es clara, que a
veces parece lo más dulce y a veces lo más indefinible. Invitadora, distinta,
quizás no para todos los públicos. Y cuando aparezca de nuevo la oirás aún con
más ganas, con más atención, intentando descubrir en ella cosas que las
primeras veces se te habían escapado, tratando de imaginar cuál es la historia
detrás de esas letras.
Es entonces
cuando te harás tus suposiciones y la sentirás a tu manera, porque la misma
canción es distinta según quién la escuche. Te gustaría tener todas las claves
para tocarla, para que suene cuando quieras que lo haga, pero es difícil tocar
una canción sin conocer todos sus acordes.
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