Es curioso el cuadro de personas
que pasan por tu vida a lo largo del tiempo, lo distintas que son, el diverso
recuerdo que guardas de ellas.
A veces pienso en quién sería yo sin el impacto de alguno de
esos personajes secundarios de mi vida. Y no puedo evitar pensar en mí como un
TODO resultante de esos impactos; un todo que tiene sus viajes fortuitos a un
pasado imaginario en el que las cosas hubieran sido distintas.
Hoy en un viaje en bus Ferrol – Santiago, recordé alguno de
esos impactos con la mayor de las sonrisas. Y no he parado de pensar en que el
efecto que tiene la gente en tu vida es de las pocas cosas irremplazables que
aún quedan en el mundo, no por su valor, sino por el hecho de que da igual
cuanto cambien las cosas con esa persona con el tiempo porque ya no es posible
cambiar ese impacto que formará parte de ti.
Por mucho que avancen las tecnologías no creo que haya nunca
una conexión tan grande como la que se tiene a través de los recuerdos, que se
materializa cuando cualquier simple detalle hace que, por ejemplo en un viaje
en bus, alguien te venga a la mente.
En mi caso, para bien o para mal, creo que no cambiaría a
ninguno de los impactos que me configuran, aunque con frecuencia pienso en si
ellos me borrarían a mí de poder hacerlo. Lo pienso sobre todo de aquellos que
en algún momento pasaron de personajes secundarios a meros extras y me pregunto
si serán de esos personajes que tras un tiempo tienen un retorno estelar en la
historia o de esos de los que nunca vuelves a saber nada. ¿A qué categoría
pertenece cada uno? ¿Y qué recuerdo tendrán ellos de mí? El sentimiento que los
invada cuando recuerden nuestra colisión ¿será bueno e intenso? ¿Será
nostálgico o será amargo? A mí aún se me hace raro pensar en que es posible que
alguien que lo fue todo pueda llegar a rozar la nada de tu vida, ¿cómo se
produce un cambio tan vital? ¿Cuándo? ¿Pudimos, en algún momento, hacer algo
para evitarlo o de alguna forma estaba preestablecido, escrito? Lo cierto, y
esto es algo que nunca he confesado, es que tengo curiosidad y hasta cierto
punto me da miedo ese momento en que con 25 o 30 años, en una ciudad ajena a la
mía o en mi casa, una cazadora negra o un niño de pelo rizado o una foto de
París me recuerde a vosotros y comprenda que ya no sé nada de vuestra vida, de
quienes sois, de a quién amáis, de hasta qué punto sois felices o no… y
viceversa, cuando eso os pase, si es que ese momento llega, ¿qué pensareis de
mi? ¿Qué creeréis que fue de mi vida? Me viene ahora a la cabeza una frase de
una canción que refleja esa posible confusión entre lo que puedas llegar a
saber de mí a pesar de la distancia y la realidad de mi posible futura vida:
“Y aunque te cuenten que me vieron de princesa
en algún cuento, no hace falta que te diga que tan solo cuentos son”.
Si estás leyendo esto es probable que seas uno de los
impactos de mi vida, mayor o menor de lo que crees; es probable que haya
pensado en ti en algún momento sin razón aparente, que un recuerdo tuyo me haya
hecho reír, me haya ilusionado o me haya puesto triste. Hay un sitio especial
para mí del que nunca os he hablado, en el que guardo un recuerdo de cada uno
de los impactos de mi vida sin excluir a nadie, un instante en especial de cada
uno que sobresale por encima del resto o que sin razón aparente me ha marcado
de forma más determinante, un recuerdo que te define en mi vida y que se resume
en un sentimiento. ¿Tienes curiosidad por saber cuál es el momento de nuestra
colisión que conservo?
Si has leído esto, si a través de un momento eres una pequeña
parte del TODO que supone mi existencia, solo hay una cosa que me queda por
decirte:
Gracias por
haber impactado en mi vida.