miércoles, 24 de enero de 2018

Revolución

Siempre he creído que de haber tenido más tiempo lo habría atrapado en tus labios. Y aunque fuimos unas inconscientes con respecto a lo que aquello suponía, temerarias incluso, yo tenía conciencia plena de cómo temblabas en mis manos.

Aquella noche desgaté mi memoria y borré todo lo anterior a ti; nunca podría compararte. Reventé mis sentidos hasta el punto de que todo lo que notaba en mí eras tú. Cada vez que respirabas como si aquello fuese a ahogarte en cualquier momento. Cada vez que me agarrabas por si aún quedaba algún espacio entre las dos. Cada vez que me mordías con impaciencia como si llegase tarde a un momento que llevaras toda la vida esperando.

domingo, 31 de diciembre de 2017

El año del miedo

Bailé viendo en directo a Carlos Vives y Ricky Martin, pasé un fin de semana en Girona para ver a Love Of lesbian, Lady Gaga me canceló un concierto, me perdí el de Mimi en Razz porque a mi acompañante le dio un ataque epiléptico y Lorde me enamoró con su Melodrama.

Somos muy de drama en mi piso ahora que desde Marzo tenemos nueva compañera. Ellaaaa que estudia arte dramático y nos monta perfomance en el salón como si sus dramas personales no fuesen suficiente para un reality. “Di no al corto de mierda. Tú de Acacias para arriba”. Y somos un poquito más internacionales también porque además de dos gallegos y un chileno este año hemos sumado al piso a una valenciana y un galés. Y un bulldog francés. Vamos, que servimos para chiste.

Cooper es lo mejor que nos ha pasado en 2017. Siempre siempre siempre he querido un perro en mi casa y ahora que por fin vivo con uno, pese a ser bastante desastre, no me cansa. Lo adoro a él y mi conexión con él. Aunque nos robes calcetines, aunque me despiertes aullando desde el otro lado de la puerta de mi habitación para que te deje pasar, aunque no entiendas de espacio personal, te quiero para siempre Cooper.

Confieso que tengo un poco de miedo a que mis 15 minutos de fama se hayan evaporado este año porque he tenido una serie de coincidencias o interacciones con famosos que bien pueden ser el máximo reconocimiento que vaya a conseguir en la vida. Daniela Blume me siguió en Twitter, Macarena García me respondió a una historia de Instagram, Mimi le dio a me gusta a un video en el que mi compi de piso y yo pedíamos su repesca en OT, vi a Amenábar de fiesta y a uno de Sálvame, nos hicimos una foto con Javier Ambrossi en el singalong de La Llamada, Elettra Lamborghini retwitteo algo que he escrito yo… Y luego está EL MOMENTO con el que cierro un círculo con mi yo adolescente, que es en el que Javier Calvo se mete al baño conmigo y se pone a mear delante de mí. Voy a omitir LA FRASE, que ya saben a quienes les he contado la historia, porque tampoco es cuestión de ir manchando reputaciones por ahí. Pero vamos, que Física o Química era un buen reflejo de la vida.

De lo que sí estoy de verdad orgullosa, más allá de estos momentos de frikifan, es de que este año he conseguido reconectar con una parte super importante para mí. He escrito más que nunca, he salido de un atasco creativo y he empezado nuevos proyectos. Para los que creen que ver realitys es una pérdida de tiempo, gracias a uno ha surgido de lo más profundo de mí la historia de la que estoy más orgullosa hasta la fecha; se llama Incendios de Nieve y tiene más de 20.000 visitas. Y ojalá suponga el principio de un camino a alguna parte.

Otras cosas que he hecho este año: he ido a una fiesta a un aeropuerto en medio de la nada, al lado de Andorra; he estado en los carnavales y el orgullo de Sitges; he vuelto a Francia; he llorado en una terminal sola a las cuatro de la mañana y he leído uno de los mensajes más importantes de mis últimos años mientras esperaba para pasar el control de seguridad. Este año me he montado en moto por primera vez y allí me he sentido más libre y segura que nunca. Descubrí además que pese a ser yo del norte, a veces en el sur y su magia está la respuesta a todo. Vi arder Galicia en la distancia y la sentí más mía que ningún año. Recibí una llamada a las tantas de la mañana en la que sobrevolaba un “te echo de menos” nunca dicho. Descubrí que la poesía es mi mejor vía de escape y también la más sana. Di besos sin querer, quise sin besar y entendí al final de todo que a la que debo querer antes que nada es a mí misma. He sentido Barcelona cerca y lejos a la vez, no sé si es mi destino definitivo pero me quedo con los buenos momentos que me ha dado. Me quedo con la gente maravillosa a la que he conocido y con la teoría del espejo que es lo más útil que he aprendido en todo el año.

Y precisamente por ella me preocupa que todas las chicas con las que he conectado en estos doce meses, absolutamente todas, reflejaban miedo. Miedo a que las juzguen, miedo a involucrarse emocionalmente, miedo a perder el control y, sobre todo, miedo a sí mismas. ¿En pleno Siglo XXI, por qué seguimos teniendo tanto miedo? No acabo de entender cuál es mi papel en la vida de todas estas chicas pero supongo que si la historia se me repite por algo será. Lo que sí he aprendido es a estar orgullosa de haber sido sincera conmigo misma hace tantos años, de haber actuado en consecuencia, de estar siempre con el corazón abierto a gente nueva. Puedo ser un desastre, tener mil defectos y ser incluso kamikaze a veces, pero sé que al final del día y al final del año puedo estar tranquila de no haberme guardado nada; mientras ellas, por unos u otros motivos, viven para siempre en una vida paralela. Yo disfruto de la mía. Disfruto de los míos. Y brindo por muchos años más. 

... y ya estaría. 

domingo, 29 de octubre de 2017

Lo que tendrían que habernos enseñado

Tenéis razón, estoy de acuerdo, lo que no te mata te hace más fuerte. Pero y lo bonito que sería aprender exactamente lo mismo a base de caricias, y de poesía, y de líos de faldas pero sin enredos. Lo bonito que sería ver luz en sonrisas sin necesidad de túneles, reconocerte en pupilas que sirvan de brújula sin que hayas tenido que perder antes el norte.

viernes, 6 de octubre de 2017

Dos años en Barna

Hoy hace dos años que empecé este viaje. Me despedí de mi madre y mi hermano en el aeropuerto con lágrimas en los ojos y me prometí a mí misma que solo volvería cuando estuviese entera. Desde entonces he visto las Rías Baixas numerosas veces desde el aire, siempre me cuesta dejarlas y siempre quiero pero temo volver. 

lunes, 22 de mayo de 2017

Cuando todos hablaban de ti

Estoy convencida de que el tiempo nos ha fallado. Que si iba a tardar tanto podría habernos avisado. Por lo menos por mi parte me habría esforzado más en perdonar, en curar, en superar, en avanzar… hasta llegar a ti. Habría intentado no perderme tanto en melenas y curvas que ciegan en lugar de dar luz y en labios que prometen más de lo que pueden cumplir. Te habría escrito más a menudo, por si podías oírme o leerme, te habría esperado en todas las estaciones, por si Sants y Atocha no eran suficiente y habría buscado tu rastro entre todos los versos que leía. Aunque en el fondo siempre he sospechado que Loreto Sesma me hablaba de ti, que Rupi Kaur te conoció mientras sanaba y que hasta a Vanesa Martín le faltaban palabras para describirte. Por eso por mucho que lo intento no logro encontrarlas yo tampoco. Si Stevie Nicks te compuso una canción y eras la luna a la que le cantaba Camila e Iain S. Thomas escribió aquello para ti, ¿cómo no iba a estar enamorada? Pero creo que tenía miedo, miedo a enfrentarnos con el tiempo y la vida y que nos ganasen. Miedo a que fueras la Alaska de la que advirtió John Green y por tanto buscarte terminase perdiéndome yo. Yo, que como Benedetti, creía que “cada acto de amor es un ciclo en sí mismo, una órbita cerrada” me veía a mis 32 años ante el pánico a quedarme atrapada para siempre en esta historia. Llegó un punto, cuando tenía que decidir, que no sabía si me asustaba más tu ausencia o tu presencia. Que temía con toda mi alma encontrarte años después y reconocer en tus ojos a la Alison de Elvis Costello, cuando yo era los Boston cantándole a Amanda y cuando me había pasado por el forro a los Rolling en Angie. Como ella, tú también eras preciosa, las diferencias eran que yo no quería decirte adiós y que las malas lenguas dirán que ni siquiera lo intentamos. Y tendrán razón Eli, porque al final me pudo más el miedo a que “Tal como éramos” se nos quedase pequeña y fui tan idiota que hice exactamente lo mismo que su protagonista, me fui antes de tiempo. No dejé que te explicaras y nos dejé tiradas. Solo ahora lo veo. Aunque ya te digo, ingenua de mí, que no esperaba que el tiempo tardase tanto en volver a juntarnos. 

lunes, 15 de mayo de 2017

Train

¿Alguna vez te has despertado y has pensado: pillaría el primer tren a cualquier parte? Destino: Desconocido. Así es la vida también.

Hay trenes que vemos alejarse desde el andén y justo cuando estamos a punto de perderlos de vista pensamos: “¿Y si ese era mi tren?” Pero lo cierto es que probablemente no lo sea. A la vida le gusta meternos las dudas en el último momento, cuando ya no hay marcha atrás. Yo soy más de pensar que cuando un viaje es para ti, por muchas dudas y miedos que tengamos, al final y aunque sea en el último momento te compras el billete, haces la maleta y te subes al vagón. Así que si lo has perdido o no era para ti, o te venía grande.

Incendios de nieve (II)

“Creo que he vuelto a la vida
pero aún te busco en las causas perdidas.
Permanezco quieta, callada, estática,
cuando en realidad tengo electricidad en el alma
mil palabras guardadas
y algo en la mirada.

Dicen los bares que hablo de ti
y mis amigos que me ven distinta,
que mi sonrisa ya no ilumina ciudades
y que me escondo detrás de medias verdades.