viernes, 3 de agosto de 2012

Pero no eres tú


Me levanto de la cama como un resorte, como si llegara tarde a la cita más importante de mi vida o hubiera olvidado hacer algo imprescindible. Me levanto con un gran impulso… pero dos horas después de despertar. Cuando he abierto los ojos y he visto ese dibujo de París he vuelto a revivir la historia. La siento como si fuera hoy porque de alguna forma sigue en mí.
En mi imaginación recorro aquellas calles ya no  con la calma propia de un turista que tiene todo el tiempo del mundo, sino con la tranquilidad que da el saber que el tiempo se ha detenido en esa ciudad. Camino con la calma de quien está a gusto con el espacio, de quien se siente parte de la historia de la capital francesa. Repaso con la mirada cada edificio, cada puente, la Torre Eiffel, cada puesto o pequeño rincón que recuerdo y veo mi historia grabada en todas partes. Me enamoré por primera vez en París y por ello siempre estaré unida a ella.
París es la amante perfecta. Fue la primera y por ello inolvidable. Supo darte el cariño que no habías encontrado en ninguna otra ciudad, supo guiarte hasta alcanzar caminos nunca antes explorados en los que la meta fue hallarte a ti misma. Te perderías mil veces por sus calles y, sin embargo, nunca has estado tan segura de NO estar perdida. París te mostró cómo perder el miedo a volar, a subir a lo más alto arriesgándote a caer pero sabiendo que la recompensa puede ser rozar el cielo; borró el temor a lo desconocido. París te enseñó a soñar y por ello nunca dejarás de estarle agradecida, en el fondo de tu corazón nunca dejarás de serle fiel. Por muchas ciudades nuevas que llegues a conocer o incluso amar, París tendrá siempre un hueco especial en tu mapa: será un punto de referencia al que recurrir cuando necesites volver a sentir el calor de aquel abrazo, cuando quieras recrearte en esa sensación que desató el amar sin precedentes, sin carteles indicadores ni salidas de autopista.
París es mágica, es romántica pero puede recordarte que estás solo. Es misteriosa, tentadora, puede ser dura o cautivadoramente tierna. Nunca volverás a encontrarla, por mucho que viajes, habrá ciudades semejantes quizás pero nunca la misma. Lloraste y reíste con ella, fuiste más tú que nunca y fuiste cualquier otra persona, hasta comprender con gran pesar que nunca podrás atraparla, enamorarla; la alcanzaste un día y pudiste conocerla y amarla, pero París nunca será tuya y debes limitarte a vivirla.
Quizás por ello, por lo inalcanzable dentro de lo posible, por ser un sueño a medias vislumbrado, París es la amante perfecta, porque la fugacidad de la magia te impedirá ver sus defectos, porque el amor que sientes por ella te dejará desarmado sin parcialidad y porque su belleza marcará el índice de todas tus travesías futuras. Porque en París comprendiste que no querías ser impar. Y cuando el tiempo pase y tengas que decirle adiós y dejarla atrás (por mucho que te duela), llenarás la maleta sólo de buenos recuerdos, como en cualquier viaje pasajero y eterno, como en cualquier primer amor que nunca llegaste a alcanzar.
Me levanto de la cama con toda la energía del mundo porque me he dado cuenta de que, efectivamente, me había olvidado por un instante de la cita más importante de mi vida, esa que me une para siempre con lo que soy. Es cierto que alguna de esas noches se me había olvidado algo imprescindible: en esa ciudad empecé una búsqueda en la que no puedo rendirme, en la que mi objetivo es encontrar lo que París no pudo darme y siempre he soñado. Me levanto de la cama a buscarte a ti, estés donde estés, seas quien seas. Porque París será siempre París, aunque ella no lo sepa, pero París no eres tú.

2 comentarios:

  1. levantarse de mañana con una de esas certezas en la cabeza es una sensación enorme. y además, es que esa es una gran certeza. La certeza de nuestros objetivos es una de las búsquedas más repetidas a lo largo de la historia humana. Solo unos pocos saben realmente lo que quieren.

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    1. Y solo unos pocos logran lo que quieren, aún sabiéndolo. Toca tener paciencia y seguir soñando.

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