domingo, 1 de enero de 2017

Nuestro 2017

Creo firmemente en que no existen las casualidades, en que el que cree en ellas es porque no conoce algo mejor, en que nadie le ha explicado que “casualidad” es un término que se inventaron los que no eran capaces de explicar la magia de la vida. Creo firmemente en nosotras, en que tarde o temprano, si no lo he hecho ya, voy a encontrarte. Espero que para entonces tú también me esperes con tantas ganas de abrazarme y juntar nuestros labios que se te olviden todas las bocas que he tenido que besar para encontrar la tuya. Espero que nunca nos echemos en cara el pasado, al fin y al cabo pasado está, que lo importante sea siempre levantarnos cada mañana y elegirnos la una a la otra. Que sepas que si se trata de elegir te prefiero en pijama, con resaca, recién despertada y siendo tú misma. También te prefiero sin ropa pero eso igual es mucho pedir.

Ayer te eché en falta cuando dieron las doce, te busqué en el frío de la noche entre melenas sueltas, recogidos imposibles y labios perfectamente pintados. Creo que te busco siempre, aunque no quiera admitirlo, y quizás sea ese el problema. Eché en falta tus labios susurrándome algo al oído cuando nadie miraba, eché en falta tu risa mezclada con la de mis amigas, tu mano en el final de mi espalda abriéndome paso, tu forma de hablarme sin decir palabra. Creo que tras unas cuantas copas estuve a punto de llamarte para escuchar tu voz, de escribirte para que supieses que te echaba de menos; luego comprendí que no sabía a quién tenía que escribirle, que es muy probable que ni siquiera te conozca aún. El tiempo vuela en ocasiones y otras parece congelarse o ralentizarse, a veces creo estar atrapada en este período en el que aún no te he encontrado. Créeme cuando te digo que voy a intentar salir de él sea como sea. Si al final de la meta estás tú vale la pena cualquier maratón. Y por eso sigo corriendo.

Estoy cansada de perseguir imposibles, de entregarme a la primera de cambio y sin barreras de por medio a quien ni siquiera se lo ha ganado antes. Estoy cansada de mirar el móvil esperando mensajes que no llegan, llamadas que nunca se hacen. Estoy cansada de tener que leer entre líneas, de quien no me da la seguridad absoluta de que importo, de que hago falta y sobre todo se me quiere ahí; el amor no debería de ser tan complicado. Hay quien, sin saber mi historia, ha tratado de insinuarme que quizás soy demasiado insegura; no se trata de eso, se trata de que hay pequeños detalles que dicen mucho más que las palabras ambiguas y para bien o para mal resulta que he aprendido a leerlos muy bien. Yo sería la última en hablarte un 31 de diciembre y la primera un 1 de enero y ese detalle dice mucho. Que dada mi resaca actual haya optado por escribirte también dice mucho.

Quizás es por la nostalgia de terminar un año, por la ilusión de comenzar otro, por la adrenalina patrocinada por el alcohol que aún corre por mi cuerpo o por las ganas que te tengo, pero me da la sensación de que éste va a ser nuestro año. Y si no lo digo reviento. así que perdona mi imprudencia, mi desfachatez y mi esperanza siempre en alza. Eres tú que con sólo imaginarte me haces perder los papeles. Feliz año amor. Sal a buscarme. 

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