viernes, 15 de junio de 2012

Maleta de ida y vuelta


Deshace la maleta en esa casa grande en la que resuena el eco de las ruedas desgastadas por los distintos caminos y viajes. Deshace la maleta sin saber que, al hacerlo, se enfrentará al dilema de su vida.
Agarra la cremallera entre sus dedos imaginando que es un cigarrillo, ansiando que lo sea. Contempla el repleto contenido de la maleta y todo le parece distinto a cuando lo metió en ella; casi como si la hubiera hecho otra persona.
Y solo entonces repara en ese carrusel de emociones que estalla para ella cuando vuelve a ver aquellos recuerdos ahora guardados. Ve las risas de labios torcidos, las lluvias en verano, ve sus lunares invadiendo la piel y la certeza de que nade será cierto. Lo único cierto para ella se encuentra en esa maleta, en los recuerdos de ese chico al que nadie verá como ella ha visto (o ese al menos es su mayor temor).
Y los objetos que llenan esa bolsa de viaje se distinguen perfectamente los unos de los otros. Están los recuerdos nítidos, los que parecen respetados por el tiempo y que permanecen igual que el día que los creasteis; luego están los desgastados, los recuerdos ambiguos que solo tú y él podríais entender, descifrar, asociar a un momento o lugar. Esos recuerdos son los que os unen, los que nadie entenderá jamás por mucho que les cuentes tu historia. Cuando la maleta desaparezca y con ella su contenido, cuando él se vaya y tú dejes de viajar hasta su puerta (si es que alguna vez sucede cualquiera de las dos opciones), son esos los recuerdos que llevarás contigo (los que son solo vuestros), pase lo que pase y por mucho que los demás pretendan borrarlos.
Si eres parte invariable de uno de esos amores que viene y va pero que nunca desaparece del todo, como la maleta que siempre acompaña al viajero, sabes muy bien lo que ese conjunto de recuerdos enlatados significa: esa mezcla de sueños que espera(ba)s ver cumplidos, recuerdos que no olvidarás y otros que preferirías no recordar. Si lees esto y entiendes lo que es esa maleta, es que has querido alguna vez, es que has querido con TODO lo que llevas dentro… para bien o para mal.
Y sea cual sea su futuro, tanto si conserva esa maleta para siempre como si inicia otra con recuerdos de una nueva historia, de un nuevo protagonista, espero que encuentre entre esos recuerdos la felicidad que ha buscado en cada viaje, en cada lugar y en cada beso, espero que el peso de esa maleta sea equiparable al que la otra persona ponga de su parte y que ella, desde entonces, nunca vuelva a viajar sola.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho!!!! Es real y puro..!

    Soy clau, y sí, soy tan friki que me lo leí desde el móvil. Jajaja

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